MATUTINA DE HOY VIERNES 8 ENERO
El METODO DE RESCATE DEL INCENDIO DIVINO:
“En
tiempos antiguos Dios habló a nuestros antepasados muchas veces y de
muchas maneras por medio de los profetas. Ahora, en estos tiempos
últimos, nos ha hablado por su Hijo, mediante el cual creó los mundos y
al cual ha hecho heredero de todas las cosas”. Hebreos 1:1,2, DHH
¿QUÉ
PASARÍA si te despertases una noche y descubrieras la casa de tu vecino
de al lado envuelta en llamas? Y, saliendo a toda prisa, reconoces a su
niñita gritando por la ventana de su habitación en el segundo piso. Con
sus padres brillando por su ausencia, entras corriendo por la puerta
principal y subes las escaleras hasta su habitación. Paralizada por el
pánico y aún chillando, la niña rehúsa abandonar la ilusoria seguridad
de su alcoba. Intentas darle mimos, convencerla, pero todo es inútil.
Tiene demasiado miedo.
Mientras
tanto las llamas crepitan en la sala. Es ahora o nunca. ¿Qué harías? Lo
que cualquier bombero haría en la misma circunstancia. Agarras a la
niña, con tu brazo sobre sus extremidades agitadas, con tu mano sobre su
boca, y echas a correr como si de ello dependiera tu vida, y en verdad
es así. ¿Por qué? Porque cuando la casa está incendiada no hay tiempo
para sutilezas corteses. La regla del bombero es simple: rescata
primero, explica después.
¿Podría
esta regla ser la explicación de los actos de Dios en el Antiguo
Testamento? ¿Cuántas veces dio la impresión de que su casa de fe estaba
envuelta en llamas? Sus hijos profundamente dormidos o distraídos o
incluso presa del pánico, y todas las súplicas y todos los mimos divinos
a través de los profetas y los patriarcas por igual parecían no
despertarlos ni cambiarlos. ¿Qué ha de hacer un rescatista? Si su
objetivo es salvar a los atrapados, tendrá que rescatar primero y
explicar después. No porque no tenga una disposición al diálogo y a la
conversación razonada, sino porque ¡el peligro es demasiado inminente
como para explicar en el instante!
Precisamente
eso fue lo que Dios hizo, casi sacando a sus hijos a rastras de una
crisis tras otra. Las explicaciones plenas, sencillamente, tendrían que
esperar, porque su supervivencia dependía de un rescate divino
inmediato.
Nuestro
texto declara: “En tiempos antiguos Dios habló a nuestros antepasados
muchas veces y de muchas maneras por medio de los profetas. Ahora, en
estos tiempos últimos, nos ha hablado por su Hijo”. Porque “en estos
últimos tiempos” Jesús sigue siendo la explicación más clara de Dios y
su amor. Cuando, en el Calvario, su propia casa se encontraba envuelta
en llamas y no había nadie allí para rescatarlo, vimos al fin las
profundidades del amor divino que se sacrificó a sí mismo para que
pudiéramos ser salvos de las llamas por los siglos de los siglos. Amén.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2016
ELEGIDOS
El sueño de Dios para ti
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