EL SIERVO INFIEL
Pero llegando también el que había recibido
un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no
sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y
escondí tu talento en la tierra. Mateo 25:24, 25.
La enseñanza de esta
parábola es clara. Todos los dones de intelecto o propiedad que alguien pueda
poseer le han sido confiados. Son los bienes del Señor y han de ser usados para
su honor y su gloria. Han de ser mejorados y aumentados por el uso, para que el
Señor reciba intereses sobre ellos. Pero el Señor no recibe intereses de muchos
talentos porque, al igual que el siervo infiel, aquellos a quienes se les han
confiado los invierten donde no reciben aumento. Todos en cuyos corazones se acaricia
el egoísmo oirán las tentaciones de Satanás y harán la parte del siervo infiel
y perezoso. Esconderán el tesoro que se les confió, y descuidarán el uso de sus
talentos para el Señor… Han sembrado escasamente, o nada, y segarán
escasamente. Pero aunque el Señor les ha dicho, en palabras demasiado claras
para ser malinterpretadas, acarician la insatisfacción en su corazón y se
quejan de que el Señor es un amo duro; que se los ha tratado dura e
injustamente…Hoy en día, muchos que dicen conocer a Dios hacen lo mismo. Hablan
de una manera quejosa y descontenta de los requerimientos del Señor. No acusan
directamente a Dios de ser injusto, pero se quejan de todo lo que toca el
asunto de usar su influencia o sus medios en su servicio. Sea quienes fueren,
si aquellos a los que el Señor ha confiado sus dones no aprovechan su dote, si
no cooperan con los ángeles celestiales al intentar ser una bendición para
otros seres humanos como ellos, recibirán la denuncia del Señor: “Siervo malo y
perezoso; tuviste mis dones para usarlos, pero no los usaste… Tú, que pensabas
que sabías tanto, me representaste malvadamente e hiciste que otros pensaran
que yo era injustamente duro y exigente. ‘Y al siervo inútil echadle en las
tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes’ (Mat. 25:30)”.
En ese día, estos siervos infieles verán su error y advertirán que al colocar
egoístamente sus talentos donde el Señor no recibirá intereses, no solo han
perdido todo lo que tenían, sino también perderán las riquezas eternas –Review
and Herald, 5 de enero de 1897.
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