LOS OBREROS
Porque el reino de los cielos es semejante a
un hombre, padre de familia, que salió por la mañana a contratar obreros para
su viña. Y habiendo convenido con los obreros en un denario al día, los envió a
su viña. Mateo 20:1, 2 (leer Mateo 20:1-16).
“Cuando llegó la noche, el señor de la viña dijo a su mayordomo: Llama a
los obreros y págales el jornal, comenzando desde los postreros hasta los
primeros. Y al venir los que habían ido cerca de la hora undécima, recibieron
cada uno un denario. Al venir también los primeros, pensaron que habían de
recibir más; pero también ellos recibieron cada uno un denario”…
La lección de los obreros guarda relación con la cuestión por la que habían
disputado los discípulos en el camino: quién debe ser el mayor en el Reino de
los cielos. El Redentor del mundo vio un peligro que perjudicaría a su iglesia,
y buscaba despertar a su pueblo a una comprensión de su posición; porque esta
parábola no era más que una continuación de la lección enseñada cuando Pedro
preguntó: “He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué,
pues, tendremos?” (Mat. 19:27)…
Con una confianza implícita hemos de permanecer en Dios, y permitir que el corazón
repose en él sin preguntarnos cuál ha de ser la medida de nuestra recompensa…
Jesús no desea que los que están ocupados en su servicio estén ansiosos por
recompensas, ni sientan que deben recibir compensación por todo lo que hacen…
El Señor mide el espíritu y recompensa según esta medida; y el espíritu de
amor, puro, sencillo, como de un niño, hace la ofrenda preciosa a sus ojos
–Review and Herald, 3 de julio de 1894; parcialmente en Palabras de vida del
gran Maestro, p. 327.
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